Esclava de tu venganza by Natalia Román

Esclava de tu venganza by Natalia Román

autor:Natalia Román
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2018-12-21T23:00:00+00:00


XXXVII

La Caprichosa

—Me moría de ganas de verte. Y bien, ¿cómo van las cosas entre Jorge y tú?

—Calla, no seas loca, pueden oírte —sonrió Mónica.

—Nadie nos está escuchando y no necesitas confirmármelo, me basta con ver tu cara para saber que por fin has tenido tu noche de bodas. Y por tu aspecto tan radiante yo tenía razón y el señor Mendoza ha resultado ser al final tierno y cariñoso, ¿no es así?

Mónica volvió a sonreír.

—Te quedas corta —dijo con picardía haciendo reír a Estela—. Es tierno, cariñoso, romántico, sensible, dulce y, al mismo tiempo, fuerte, ardiente y apasionado. Hace que me sienta bien y eso es lo más extraño, porque odiándole como le odio no puedo entender cómo hace que me sienta bien entre sus brazos.

—Quizás es porque no le odias, crees que le odias y sin darte cuenta te has enamorado de él. A veces el orgullo y el rencor no te dejan ver la realidad. Y ya sabes ese dicho que dice que del amor al odio solo hay un paso

—No digas tonterías, nunca podría enamorarme de él después de todo lo que me ha hecho. Es solo que como no tengo más remedio que estar con él, he decidido que por lo menos sea agradable, porque ya estoy harta de tantas peleas. Pero cambiemos de tema. ¿Has visto a Susan?

—No. Pero ya ha llegado.

—¿Por qué crees que ha llegado? Si lo hubiera hecho nos habría buscado.

—Acabo de ver a Jorge y a mi suegro entrar al despacho con Alberto Sandoval.

—¿De verdad? —preguntó pensativa.

—¿Estás pensando lo mismo que yo?

—Creo que sí. José no está con mi marido, Susan ha desaparecido, y tu suegro y mi marido están entreteniendo al señor Sandoval. Es más que evidente…

—Mónica, ¿puedo hablar contigo?

Mónica se quedó sin habla al reconocer la voz de Arturo detrás de ella, pero enseguida reaccionó y se volvió con una sonrisa en los labios.

—Pues claro, ¿por qué no ibas a poder hacerlo?

—No quiero que tengas problemas con ese hombre si te ve hablando conmigo.

—No te preocupes, puedo hablar con quien quiera, incluyéndote a ti. Mi marido, porque es mi marido, es muy comprensivo. —Quiso dejarle bien claro que no le había gustado que se refiriera a Jorge de esa manera.

—Pues me alegro.

—Tengo que irme, me llama Sergio. Luego seguimos.

Estela se fue dejándolos solos, algo que molestó bastante a Mónica.

—¿Estás bien? —Arturo intentó cogerla de las manos, pero Mónica las apartó—. ¿Ese aspecto tan fabuloso que tienes es de verdad o solo es fachada para que la gente no hable? No tienes que disimular conmigo, Estela ya no está, no necesitas defenderlo.

—Ya sé que no necesito defenderlo, él es bastante capaz de defenderse solo. Pero no me gusta que te refieras a él de ese modo tan despectivo, y no tienes que seguir preocupándote por mí, estoy muy bien.

—¿Cómo no voy a preocuparme por ti? Mis sentimientos no han cambiado, Mónica. Te quiero, y hoy estás tan hermosa. Mucho más bonita de lo que recordaba. —Otra vez intentó acercarse para cogerle las manos y ella volvió a alejarse.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.